LEMAGOROQE

 —¿Te acuerdas de que íbamos a hacer una piscina?

—Pero ocupaba demasiado lugar en el jardín.

—Me habría gustado tener una piscina.

—Bueno, perdón.

—¿Qué habrá sido de Eusebio?

—… tenías un mar infinito bajando el barranco.

—Lleno de bichos que agonizaban.

—Era por las algas, eran venenosas.

—Es raro que no sepas nada de Eusebio y de la Machi.

—De la Machi sí, ella se quedó conmigo hasta que murió.

—¿Murió la Machi?

—Atorada con un hueso, ¿puedes creer?

/ Capaz y era arqueologa (por lo menos a caso de haber muerto así)

—Dios.

—Como un perro.

—¿Tuvo hijos la Machi?

—Como mil.

—¿Y dónde están?

—No tengo idea, nena.


O sea: estrenar un cuerpo o una casa es inaugurar su deterioro.

El deterioro, pienso ahora, es una instancia superior de la materia

porque quiere decir que algo floreció en ella. Solo aquello que dio fruto se

pudre. 

/porqué? no sé si halla forma de que se conserve

En esa casa había ecos: del viento sacudiendo los árboles, de la lluvia

golpeando los vidrios, de alguien llorando en un baño, de la zorra en el

techo. Dos veces intentamos envenenar a la zorra y no funcionó


Me gusta el silencio, pero

no tiene mucha gracia si se practica de a uno. Entre dos, en cambio,

significa plenitud.

/manteniendo las señas como si fueran ninjas o monjes casi

 También significa ilusión de perdurabilidad. Pero no hay

que fiarse, a veces el silencio es una forma de esconder lo frágil: mirarse

para comprobar una felicidad manchada por el miedo de que, si alguien

llega a mencionarla en voz alta, se rompa.

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