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LEMAGORODSE

 Es sábado y casi no hay nadie en el parque. Es un milagro. Llevo acá cerca de dos horas, supongo: no tengo el teléfono para fijarme. Hace un rato descubrí que el mural de la araña no es de una araña, le faltan dos patas. Quizá es una araña lisiada. El insecto del mural, en cualquier caso, tiene seis patas y su cuerpo está formado por muchísimos puntos y ningún contorno. Susan me agarra la cara, examina mi nariz y dice que no es nada, unos vasitos rotos, por eso la sangre tan fluida. —Cada tanto me sangra igual —le digo. —Va a ponerse morado, o verde, o ambas. —Ya sé. Me toma del brazo y camina conmigo. Dice que en su casa puede curarme. En su casa saca un botiquín, moja un algodón con yodo y me limpia. Después vienen las curitas, el trabajo delicado de sus manos de enfermera. Termina y me mira: —Impecable. —¿Vos tenés novio? —pregunta. —¿Qué? —Discúlpame. Será deformación profesional, pero estás medio palidota y ese apetito es sospechoso. —Se ríe con una picardía que no se correspond

LEMAGARODS

 Hace tanto frío que no quiero moverme. Es el frío de una casa que lleva mucho tiempo vacía. Caigo en la cuenta de que, si dormí en mi cama, mi madre debió haber dormido en el sillón. Me da angustia y vergüenza. Me levanto rápido. Abro la persiana de la habitación. El sol de la mañana me lastima, incluso este sol deprimido. Antes de salir de la habitación voy al baño, me siento a orinar, necesito bañarme para sacarme la modorra.  El pintalabios tiene el color de la salud: me veo rozagante, no maquillada. Mi madre no está en el sillón ni en la cocina. Tampoco en la terraza. Resoplo. Maldito juego lunático. —¿Mamá? Sin respuesta. Abro la nevera, ya no queda casi nada. Hace ocho días parecía un búnker de guerra, hoy soy digna de Cáritas. Quizá mi madre bajó al almacén a buscar provisiones. Detrás de la foto no hay fecha, pero hay una nota escrita en una letra que no identifico: «Fíjate, son como botellas. Elige una o dos cosas (no cinco, ni diez, ni mil) para ponerles adentro, en la cabez

LEMAGOROQE

 —¿Te acuerdas de que íbamos a hacer una piscina? —Pero ocupaba demasiado lugar en el jardín. —Me habría gustado tener una piscina. —Bueno, perdón. —¿Qué habrá sido de Eusebio? —… tenías un mar infinito bajando el barranco. —Lleno de bichos que agonizaban. —Era por las algas, eran venenosas. —Es raro que no sepas nada de Eusebio y de la Machi. —De la Machi sí, ella se quedó conmigo hasta que murió. —¿Murió la Machi? —Atorada con un hueso, ¿puedes creer? / Capaz y era arqueologa (por lo menos a caso de haber muerto así) —Dios. —Como un perro. —¿Tuvo hijos la Machi? —Como mil. —¿Y dónde están? —No tengo idea, nena. O sea: estrenar un cuerpo o una casa es inaugurar su deterioro. El deterioro, pienso ahora, es una instancia superior de la materia porque quiere decir que algo floreció en ella. Solo aquello que dio fruto se pudre.  /porqué? no sé si halla forma de que se conserve En esa casa había ecos: del viento sacudiendo los árboles, de la lluvia golpeando los vidrios, de alguien llorand

LEMAGOROCE

 Me despierto extrañando a Marah. La recuerdo echada en el piso de la sala, las piernas elevadas para mejorar la circulación, hablándome de la inutilidad de la vida práctica y de la necesidad de alimentar la vida interior con teoría sociológica y esos libros lánguidos de prosa poética que tanto le gustan porque, dice, «prefiere la literatura sin argumento»,   Quizá no extraño a Marah, sino el hecho de poder hablar con alguien sin la ambición de llegar a una conclusión. / cantinflear , cabaratear  —Sí, supongo que si fueras alguien bondadoso no serías mi amiga. No sé cómo retribuir la bondad. A la miseria, en cambio, uno se acostumbra. Ella se levantó con ademanes delicados, simulando serenidad. Se abrigó y se fue. A la mañana siguiente me mandó un mensaje: «Una amiga es alguien que te quiere lo suficiente para señalarte tus defectos.» Otro puto eslogan. Después: «Vos estás perdida, pero ese no es tu defecto. Tu defecto es que sos una mierda de persona.» Le mando un mensaje a Marah. Cor

LEMAGOROTE

 El parque está lleno de niños, niñeras y cotorras /el hecho de que describa el escenario como si fuera presentador del circo "damas , caballeros y ambidiestros" Yo abrazo su mochila. / Abrazar al mochil , al niño que carga... Antes la abrí: hay dos cuadernos —uno azul, otro rojo— y una cartuchera. /cartuchera pa'la pistola? Hoy usó el cuaderno azul. Puso la fecha y la lección del día: Lo transparente deja pasar la luz. Lo opaco no deja pasar la luz. Lo traslúcido deja pasar un poco de luz. Tiene una tarea: encontrar y clasificar objetos según esas cualidades. Empiezo a hacerla en mi cabeza: La ventana es transparente /muy honesta la ventana  : la persiana es opaca; / estará triste o que la opaca? , suena a que es misteriosa o gótica la persiana la cortina de Erika es traslúcida. / eso suena a que deja ver el cuerpo desnudo de Erika...a la hora del baño Es un parque lindo, a pesar de lo mal llevado. Pero los niños no ven eso, los niños solo ven otros niños, y se miden y s

LEMAGARODE

 La mayoría son regalos de colegas. «En casa me gusta descansar los ojos», me dijo cuando le pregunté por sus paredes desnudas, «limpiarme el paladar.» /descansar los ojos , en contraste con abarrotadas formas y colores  Me pregunto si estará haciendo con mi cara lo mismo que yo estoy haciendo con su casa. Memorizándola. /memoria eidetica? Un sobrino, pienso. Me acerco a la ventana de la habitación, pego la cara y me hago sombra con las manos para evitar mi reflejo y ver mejor. La cama tiene una colcha tejida color violeta. En las mesas de luz hay unas lámparas de lectura muy bonitas. Las conozco, son italianas. Seguro que las trajeron de algún viaje, porque acá no se consiguen. ¿A qué se dedican Erika y Tomás? /vecinos , y nosotros husmeando sus pertenencias  Cuatro años viviendo al lado y nunca me lo pregunté. Su casa es preciosa. No se parece a ellos. La puerta del baño se abre y aparece Erika: sus ojos ansiosos enfrentados a los míos. Me echo impulsivamente hacia atrás, corro hasta

LEMAGARÓE

 Recuerdo que el día que conocí a Axel googleé su nombre. No su nombre y su apellido, solo su nombre, «Axel», para saber qué significaba. Tiene dos significados. El primero es bíblico, viene del hebreo Absalón, que significa «padre de la paz». Pero en la traducción literal quiere decir «hacha de guerra». ¿Cómo puede significar dos cosas tan opuestas? Esa vez se lo comenté a Marah, que en general tenía respuestas para todo.  / Aparantemente  Debido a que el arzobispo danés Absalón Hvide (1128-1201) también era conocido como "Axel de Lund", el nombre se ha interpretado como una corrupción del nombre hebreo Absalón. Axel surgió a través de Axelen de Absalon, posiblemente por combinación con el nombre existente Askel, Askil, formas medievales del nombre nórdico antiguo Ásketill, de ans "dios" y ketill "caldero/casco". Pero no me explico donde sale "hacha de guerra" or battle axe ... maybe battle axe turn into axe battle and then axettle and axel... b